Cuando una persona pide algún favor. con humildad ese favor es respondido con facilidad. Pero cuando alguien exige un favor con prepotencia, entonces el favor es denegado o se le otorga de mala gana. Este es un ejemplo bastante repetido que nos muestra la diferencia entre la persona humilde y aquella marcada por el orgullo y la soberbia. Muchas veces caemos en la tentación de reclamar de Dios algún favor con una actitud, que a la larga, no nos permite comunicamos con El. Por eso, la Virtud de la humildad es tan importante para comunicamos con Dios, quien está dentro de nosotros y entre nosotros, y no lejos como pensamos muchas veces. La oración humilde es la puerta abierta para ese encuentro amoroso con Dios, ya que la prepotencia, el orgullo, la soberbia no solamente obstaculizan esa relaCión abierta y amorosa, sino que cierran la puerta que nos comunica con El. Vemos en la parábola del fariseo y el publicano que Jesús nos recuerda que la oración del publicano fue reconocida por Dios y -la del fariseo quedó encerrada en la propia vanagloria de éste.
Esta parábola debe ser de gran ayuda en la relación de padres e hijos, porque los padres deben ser los primeros en establecer esa comunicación sincera y humilde hacia los hijos, de tal modo que éstos se sientan atraídos por sus progenitores. En la comunicación sincera y humilde se resuelven muchos problemas que de otro mqdo no tendrían solución.
De hecho, toda relación debe ser como una oración humilde entre dos personas que se comunican. Porque comunicarse es el caminar juntos para concordar, acordar y resolver tantas situaciones humanas que parecen imposibles de solucionar. Por experiencia sabemos que el orgulloso y el que se vanagloria termina por comunicarse consigo mismo sin poder entrar en relación con las demás personas. Ello dificulta el caminar juntos para realizar el bien.
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