martes, 6 de mayo de 2008

La Corrección Fraterna




Ahora bien, existe un fruto concreto del amor que se llama corrección fraterna. Los discípulos son corresponsables unos de los otros. La vocación profética que les ha compartido su Maestro los convierte en centinelas, que no acusan a sus hermanos caídos, sino que los capacita para ir en su pronta ayuda. Cada uno necesitamos de los demás para caminar. Todos descubrimos aspectos ignorados por otros, y lo mismo sucede al revés: ellos se dan cuenta de ciertos aspectos que nosotros todavía no percibimos.
Sin embargo, para que la corrección fraterna surta efecto, es necesario observar un principio fundamental: hay que perdonar antes la falta que estamos señalando; de otra manera se convierte en una acusación que no produce fruto. La corrección fraterna no es la denuncia del mal de nuestro hermano. Jesús mismo no estaba de acuerdo con esto y lo llamó "señalar la paja en el ojo ajeno". Se trata de anunciarle la Buena Nueva en el área necesitada de salvación. Es decir, proclamar la victoria de Cristo Jesús en la necesidad del hermano, y mostrarle cómo Jesús nos ha ganado la victoria en ese aspecto de la vida.