martes, 30 de octubre de 2007

Reflexion del Evangelio de Pbro. Lic. Juan E. Arnau

Cuando Dios premia el vicio (Lc 18,9-14)

Un fariseo que no roba, que no comete adulte­rio, etcétera, se ufana de esto en el templo, y un publi­cano pecador, humillándose, le permite expresar a Je­sús como corolario: "Todo el que se humilla será enal­tecido, y todo el que se enaltece será humillado".Los santos de la patristica sintetizaban esto dicien­do: "Corren una carrera él vicio y la virtud delante de Dios, y gana el vicio".

Esto es porque la virtud va montada en el caballo de la soberbia" y el vicio va so­bre el caballo de la humildad. Lo ideal seria que aque­lla fuese montada sobre la humildad; y qué terrible es cuando el vicio va montado sobre el caballo de la so­berbia, como muchas veces sucede.

A veces no sabemos cuándo se cometen pecados mortales de soberbia, y es precisamente cuando, en vez de avergonzamos del mal, como es el caso del pu­blicano de hoy, hacemos todo lo contrario, nos ufana­mos. Pesemos, a manera de ejemplo, cuando los ami­gos en un asado comienzan a preguntar: ¿Qué hiciste con tu novia?, ¿y vos?, etcétera, etcétera, y en vez de avergonzarse de haber pecado se enorgullecen. Aquí, un claro caso de pecado mortal de soberbia.

Santa Teresita, en la contrapartida, aun habiendo admitido que nunca jamás tuvo un pensamiento con­sentido contra la pureza, le decía a Cristo: "Perdón, Señor, porque soy una prostituta, porque si hubiese nacido donde nace y crece una prostituta seria una prostituta". Se sentía delante de Dios una auténtica mala mujer siendo una santa de extraordinarios quila­tes de santidad.

Santa Teresita se consideraba mala no. por lo que hacía, sino por lo que podría llegar a hacer, y por lo buena que no era. Esto es lo que le faltaba al fariseo.

Sintetizando: hemos considerado cuando la virtud monta sobre la soberbia, el fariseo; cuando el vicio monta sobre la soberbia, en el caso del asado; cuando la virtud monta sobre la humildad, santa Teresita.

Tan mala es la soberbia -la enfermedad de los buenos-, que arruina la virtud; por eso enseña san Bernardo que Maria es más grande por su humildad que por su virginidad .

Pbro. Juan E. Arnau
fuente: Semanario Cristo Hoy


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